miércoles, 20 de noviembre de 2013

Australian dream

Se acabó el sueño australiano. Comenzamos.

La entrada en Australia es jodida, y más aún si vienes del otro lado del mundo y tienes lo que se dice comunmente, mala pinta. Superados estos problemas en el control de pasaportes, entras en otro mundo.
Para empezar, sales del aeropuerto y te das de frente en pleno Noviembre con 34 grados, sí sí, allí es casi verano.

Los tíos son muy altos, están mazaos y son rubios. Las tías son enormes en todos los sentidos y son rubias, lo que se dice muyeronas. Está petao de orientales e indios y por lo general, su inglés se les entiende bastante bien.
Todo es carísimo, tomarte una pinta en cualquier bar significa pagar 10$ como mínimo, una hamburguesa no te baja de 20$ y para entrar en los bares tienes que tener mínimo 26 años.

El horario es inglés, comen a las 12 y cenan a las 7. No comi carne de canguro ni vi koalas. Es todo carril bici, y todo dios va en bici a trabajar. Están preparando la navidad, como aquí, con la diferencia de que allí en nochevieja saldrán en clanchas y bañador. Es raro ver el árbol de navidad con 35 grados.


Conseguí hablar con uno de allí y me recomendó alguna playa para surfear. Me habló de Margaret River, mítico spot australiano, y me dijo que lo tenía cerca de allí, sólo 5 horas de coche. Allí las distancias para cualquier cosa son bestiales.

¿Y el surf? Pues era verano, y la zona donde yo estaba no era muy propicia para el surf. Estuve en la playa pero no había olas, eso si, un calor de cagarse. Pregunté para alquilar tablas y nadie me supo contestar. También le pregunté al tipo que me recomendó Margaret River y no sabía de qué hablaba. Me resultó extraño estar en australia y no poder alquilar una maldita tabla de surf, y aquí en Asturias en cada playa que vas tienes 2 o 3 escuelas que te alquilan material.


Es un país diferente, merece mucho la pena.

















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