Mi mala suerte comienza.
Al salir de currar
me dirigía felizmente a la playa para acabar el día surfeando pero algo no iba
bien.
El coche no me
arranca, así que decido hacer dedo con la única idea de llegar lo más rápido
posible a la playa. Paró un camionero chino con mala pinta.
Me contó que se dedicaba al tráfico de personas, en su mayoría rumanos, y que en ese momento tenía el camión petao de ellos. Me ofreció ir a pachas si le enseñaba a surfear, pero el caso es que no me moló mucho la movida, yo quería un 70% de beneficio. Así que cuando se distrajo un segundo, le pegué una patada a lo Matrix en la boca y cuando empezó a brotar sangre, me tiré por la ventanilla.
Me contó que se dedicaba al tráfico de personas, en su mayoría rumanos, y que en ese momento tenía el camión petao de ellos. Me ofreció ir a pachas si le enseñaba a surfear, pero el caso es que no me moló mucho la movida, yo quería un 70% de beneficio. Así que cuando se distrajo un segundo, le pegué una patada a lo Matrix en la boca y cuando empezó a brotar sangre, me tiré por la ventanilla.
Me reincorporo un
poco magullado del arcén y vuelvo a probar suerte. Era el turno de una
viejecita agradable que me ofrecía caramelos de frutos del bosque. De todos es sabido que hay que
desconfiar de las viejas que te regalan caramelos, así que decidí robarle el coche.
Era un BMW nuevecito y el indicador de gasolina marcaba 0.
Paro en la siguiente
gasolinera a repostar. No tengo pasta y salgo cagando leches sin pagar. A los 2
km, veo una luces de policía en el retrovisor -putos picoletos!-
Me empiezan a
perseguir, pero la verdad que me da la risa, un par de granadas de mano y
solucionado.
Al aproximarme a
Salinas hay mucho barullo. 2 tipos habían robado un banco y estaban escapando a
pie. Mira que no hay coches pa escapar que tienen que meterse en el mío. -Arranca
tío, no me jodas- me gritan.
Tiro palante y les
cuento lo que me había sucedido en el día. Les veo interesados en lo del
tráfico de rumanos, así que los pongo en contacto con el caminero chinarro de
mala pinta. En agradecimiento por el contacto, me dan 1.000.000€ que acaban de
robar.
Llego a Salinas y
está plato. -Es culpa vuestra, cabrones-, les digo a los asaltantes chungos de bancos. Se me ponen tontos y tengo que pegarles
4 tortazos. Después de la paliza, quemo el coche y robo otro coche para ir al
aeropuerto.
Ahora mismo estoy en
Hawaii viviendo a cuerpo de rey.
Mi mala suerte
acaba.
Jajjajajajaja bravo!! Yo quiero un día de mala suerte como el tuyo
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