Parece que ayer fue el último día de verano antes del mini invierno que nos espera. En la hora de comer que me permite mi carcelario trabajo, me escapé a San Lorenzo.
Se respiraba verano, los abueletes comentaban la resaca futbolera, algún valiente lucía pectorales al trote por el paseo y los primeros helados salían a relucir.
El mar está raro estos días, como si oliese que algo estaba cambiando, que algo iba mal, las boyas marcan menos oleaje del que en realidad hay. Estaba grande, cerraba y en general todo muy guarro. Dentro, un corchero sufriendo por llegar al pico y poco más.
Supongo que para la zona del Mongol a la marea un poco más alta, habría gente.
Total que vuelve el invierno para este fin de semana, temperaturas bajas, mar revuelto y asco. Una gran defecación. Espero que se pueda rascar algo.
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